Con nosotros, encontraras un espacio seguro en el que te sentirás aceptado, comprendido y apoyado, y en el que podrás hablar de tus problemas con libertad. Entre los dos, podremos trabajar en base a los objetivos que te traen a terapia y dibujar una manera de resolverlos.

Con lo que NO te vas a encontrar, es un espacio donde el terapeuta te juzgue o te critique a ti, o a la forma en que haces las cosas. El terapeuta tampoco es una persona que te dará consejos sobre qué tienes que hacer o dejar de hacer con tu vida, o te va a decir que cambies cosas que no quieres.

En definitiva, el psicólogo te ofrece una relación de ayuda en la que poder crecer de la manera que tú quieres y al ritmo que marques.

Cada vez es más común el acudir a terapia. Poco a poco vamos dejando atrás como sociedad la idea de que para ir al psicólogo tienes que encontrarme realmente mal, o “estar loco”. Gracias al avance de la sociedad y la desmitificación de estas ideas las personas encuentran más fácil el recurrir a un psicólogo y buscar ayuda para sus problemas.

Estas son algunas de las razones por las que podría ser bueno empezar un proceso terapéutico:

• Cuando te sientes mal y no sabes por qué.
• Cuando tu malestar, ansiedad, tristeza, …, está afectando a tu vida y/o te impide llevar la vida que realmente quieres o
• Cuando tus emociones te desbordan y no las puedes controlar.
• Cuando te está costando superar la pérdida de alguien (por fallecimiento, separación o divorcio).
• Cuando te sientes cansado o desesperado porque ves que los problemas de tu hijo no se solucionan por más que lo intentes.
• Cuando hay mal ambiente, tensiones, rencores, malos entendidos, conflictos con tu pareja, familia, amigos o compañeros del trabajo.
• Cuando sientes que no eres suficientemente bueno, hagas lo hagas.
• Cuando te comparas con los demás y siempre sales perdiendo.
• Cuando sientes que no tienes ilusión por la vida y no le encuentras el sentido a nada.
• Cuando tienes dificultades, miedo, ansiedad o vergüenza a la hora de relacionarte con otras personas.
• Cuando te sientes aislado y no sabes qué hacer para conectar con los demás.
• Cuando sientes que tropiezas siempre con la misma piedra a pesar de que quieres cambiar (ej. si eliges siempre parejas que sientes que en realidad no te convienen).
• Cuando quieres dejar de tomar ciertas sustancias, pero sientes que no puedes hacerlo.
• Cuando tienes la curiosidad o el deseo de conocerte mejor a ti mismo y entender tu historia.
• Cuando tu malestar o ansiedad, está afectando a tu cuerpo (ej. siempre estás cansado, tienes dolores de espalda y de cuello, dolores de cabeza, te cuesta dormir…)

Desde Cambioconemocion, a los padres (o madre o padre), se os ofrecerá un espacio en el que podréis hablar sobre lo que os preocupa de vuestro hijo/a y las dificultades que estáis teniendo para ir buscando maneras para resolver lo que está ocurriendo.

Os encontraréis apoyados, entendidos, y respaldados por un terapeuta que os puede ofrecer guías para poder manejar el problema que os trae a consulta.

Lo que NO os encontrareis es a un terapeuta que os juzgue o critique como padres, que os diga que no lo estáis haciendo bien o que sois malos padres. El terapeuta entiende lo difícil que es ser padres, y comprende el esfuerzo diario que implica ser padre.

Si decidís ir al psicólogo con vuestro hijo, la primera sesión será con vosotros para que podáis expresar vuestras preocupaciones y el motivo de consulta. Después de este contacto inicial, se tendrá una sesión individual con el niño.

El niño, como vosotros merece ser escuchado, cuidado, respetado y aceptado, aunque lo hará en un espacio más adaptado a su edad y a sus necesidades. Los niños muchas veces se expresan a través del juego, el simbolismo y la creatividad y es desde ahí desde donde el terapeuta se podrá comunicar con él, adaptándose a su ritmo y a su forma de ser.

• A entender lo que te está pasando y por qué.
• A manejar mejor tus emociones.
• A resolver lo que te sucede.
• A buscar nuevas formas de afrontar los problemas que tienes.
• A tener un espacio donde poder hablar, sentirte acompañado, respetado y ayudado.
• A entenderte, a comprender tu pasado, tu historia y entender cómo esta te ha afectado.
• A tener más autoestima, a encontrarte mejor contigo y con los demás.
• A reconectar y a potenciar tus propios recursos psicológicos y de crecimiento.
• A entender a tu hijo y a poder identificar cuando está mal y qué necesita de ti para encontrarse mejor.
• A ponerte de acuerdo con tu pareja en lo que es importante para vosotros como pareja, o lo que es importante para educar bien a tus hijos.